Puede que se trate de la norma más efímera de la historia del deporte del motor. A media tarde del martes se supo que la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) había decidido limitar el efecto de los denominados escapes sopladores en la Fórmula 1 a partir del GP de España de este fin de semana; pocas horas después, antes de la medianoche, la regla quedaba en suspenso hasta nueva orden.
Los motivos para este repentino cambio de opinión por parte de la FIA son simples: las presiones de las propias escuderías. Aunque Red Bull era la mayor damnificada por esta novedad, son varios los equipos que se benefician de este sistema añadido de carga aerodinámica y fueron ellos los que solicitaron el aplazamiento de la conocida como 'Directiva Técnica 15'.
Y es que los efectos de ese flujo de gases procedente de los escapes sobre el difusor trasero es tan significativo que los afectados explicaron a la FIA que era materialmente imposible su eliminación con apenas un par de días de margen. Quizá asumiendo su error, conscientes de la precipitación de su decisión, la federación comunicó que la norma quedaba en suspenso de forma indefinida. Podría ser que se celebrara, a primeros de junio, una reunión entre la FIA y las escuderías para aclarar la situación y tomar una decisión al respecto.
De momento, en Montmeló los escapes seguirán soplando en los Red Bull... y parece que también en los Ferrari.
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